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23 mayo, 2018La historia de Rufo, el perro más querido de Oviedo
En este artículo contaremos la historia de Rufo, un perro muy querido en Oviedo que todavía perdura en la memoria de muchas personas. Rufo era un cruce de Pastor Alemán y Mastín que robó los corazones de los ovetenses cuando apareció en los años 80.
Retrocedemos hasta el año 1988, el joven Rufo no era más que un cachorrete cuando en el Campo de San Francisco tuvo un encontronazo con otro perro y tuvo que ser puesto en cuarentena. Rufo era un perro callejero y poco se sabe de su vida anterior, pero tras la cuarentena el pequeño fue adoptado; adoptado por la ciudad entera de Oviedo.
Rufo siguió viviendo en la calle pero no le faltaba alimento y mimos diarios ya que todos los ovetenses se dedicaban a cuidarlo y protegerlo. Por las noches, cuando hacía frío, Rufo dormía en los portales que los vecinos le cedían. El Ayuntamiento de Oviedo era el encargado de vacunarlo, desparasitarlo y darle sus baños para que el pequeño Rufo no enfermarse.
Muchas fueron las personas que quisieron adoptar a Rufo
Rufo asistía con los ciudadanos de Oviedo a manifestaciones, juegos, celebraciones, reuniones, foros… le gustaba estar en todas partes y disfrutaba del cariño y de la buena compañía de sus vecinos. Rufo era un perro tan emblemático y querido que asistía a ver al Real Oviedo, fue fotografiado en el retrato oficial del primer Gobierno de Pedro de Silva en las escaleras de la Presidencia e incluso saludó al alcalde a la entrada del Campoamor, en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias.
Rufo tuvo muchísimas solicitudes de adopción e incluso se intentó que se quedara con alguna familia pero el perro se escapaba para volver al parque Campo de San Francisco que era donde vivía. Los vecinos, al ver el sufrimiento del animal cada vez que se le metía en una casa, decidieron dejarle en libertad pero cuidándolo a diario y estando totalmente pendientes de su bienestar.
En el año 1988, Mª Pilar Díaz Cañedo escribió un cuento que giraba en torno a Rufo. Años más tarde su esposo, Rafael García Sánchez, director del grupo de teatro Talía-Astur, utilizó ese relato como base para llevar al perro a la gran pantalla bajo el título de “Buscando a Rufo”.
Rufo siempre fue libre pero un día fue capturado y llevado a la perrera municipal. Cuando los vecinos se dieron cuenta fue tal el revuelo y el enfado (hicieron una manifestación para que lo liberaran) que tuvieron que soltarle y devolverle a su hogar; la ciudad de Oviedo.
Cuando Rufo se hizo mayor y ya era abuelito se decidió que ya no podía seguir en la calle por mucho que le gustase y que tenía que estar cuidado y tranquilo, así que fue llevado a un albergue donde podía salir y estar al aire libre pero de forma controlada para que no pasase frío ni calor y pudiese descansar tranquilo.
El 21 de septiembre de 1997 Rufo falleció a causa de un fallo renal al lado de sus dos compañeros (humanos) que se encargaban de cuidarlo junto a más perros. Tras su muerte los vecinos de Oviedo se organizaron para pedir una estatua en honor a Rufo y a todos los perros abandonados en las calles. Finalmente con ayuda de vecinos y asociaciones Oviedo inauguró en 2015 la estatua de Rufo en honor a todos los perros callejeros.
1 Comment
Qué detalle tan bonito hacia seres desamparados. Eso dice mucho de la calidad sentimental de los ovetenses. Hermosa y ejemplar historia. Gracias por compartir